domingo, 25 de octubre de 2015

007 listo para el servicio

El 6 de noviembre llega a las pantalla una nueva entrega de uno de mis personajes (si no el que más) cinematográficos favoritos; James Bond.

En esta nueva película reaparece la organización que más se ha dedicado a perturbar los sueños de occidente en general y de nuestro agente secreto en particular, S.P.E.C.T.R.A, que no aparecía cinematográficamente hablando desde Diamantes para la eternidad, aunque hubo una pequeña coña homenaje en Sólo para sus ojos con James Bond lanzando a un paralítico Ernst Stavros Blofeld desde un helicóptero por el hueco de la chimenea de una planta metalúrgica. 

Versión propia de una de las imágenes promocionales de SPECTRE,
con una amalgama de descripciones literarias y cinematográficas.

Y ahora vamos a hacer un poco de historia.

James Bond es un personaje literario creado por el escritor inglés Ian Fleming en 1952, año en que fue publicada su primer novela Casino Royale. Ian Fleming era un sibarita de tomo y lomo que ríete tú del mismo 007, ejerció como agente especial durante la Segunda Guerra Mundial en el British Department of Naval Intelligence de la Royal Navy, aunque su cometido era más de planificación de misiones y reunión de información (vamos, trabajos de oficina) que como agente de campo. El que sí molaba era su primo Christopher Lee, también agente secreto durante la SGM y con más redaños y carácter que su pariente (pero esa es otra historia). Fleming, tras licenciarse, trabajó en diversos periódicos como articulista mientras hacía sus pinitos como escritor novelesco. 


Como dije, en 1952 apareció su primera novela dedicada al personaje, Casino Royale, a la que continuarían 12 títulos más y otros dos tomos recopilatorios con cuentos y relatos cortos.


En las novelas, poco a poco se va revelando la descripción física de Bond, como un hombre apuesto, con el pelo negro y corto, cayéndole un mechón sobre la ceja derecha y una cicatriz vertical en su mejilla derecha; ojos de color gris azulado, 1,83 cms de altura y 76 kilos de peso. Y su vida como comandante de la Royal Navy asignado al Servicio Secreto de Inteligencia británico (MI-6) donde ejerce de agente 00 con licencia para matar, asignándole peligrosas misiones en las que se encuentra rodeado de lujo, traicion y bellas mujeres.

El éxito de las novelas hace que pronto la industria cinematográfica se fije en un personaje con unas características tan particulares para la época (en plena Guerra Fría y eclosión de la cultura popular, James Bond ya llevaba años apareciendo en tiras de prensa en The Daily Express), y tras un decepcionante paso por televisión en la serie estadounidense Climax Mistery Theatre (1954), donde se adaptó el primer título de la saga con un 007 que respondía al nombre de Jimmy Bond, estaba interpretado por  Barry Nelson y era agente de la CIA... en 1962 se estrenaría Dr. No, la primera película de la franquicia creada por Eon Productions con 007 interpretado por Sean Connery (antes se habían propuesto los nombres de Cary Grant, Patrick McGoohan y el propio Christopher Lee, que ya andaba draculeando por entonces) y  que daría el espaldarazo definitivo a James Bond y lo asentaría con fuerza en el olimpo de personajes cinematográficos.  


Con 26 películas a sus espaldas (las 24 oficiales de Eon, más la primera versión cinematográfica de Casino Royale, de 1967 y Nunca digas nunca jamás) e interpretado oficialmente por Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig, 007 es un producto más de la mitología moderna que forma parte de nuestras vidas.

No os perdais, SPECTRE...



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